
lunes, 15 de agosto de 2016
La cabecita del bebé recién nacido
La cabeza del recién nacido tiene características que es importante conocer para cuidarla y también, para no preocuparse.
Todos los bebés recién nacidos tienen en su cabecita zonas blandas llamadas fontanelas, de las cuales dos se pueden percibir con solo pasar la mano:
La fontanela anterior (también conocida como “mollera”), que se ubica en la parte superior de la cabeza, es la más grande, tiene forma de diamante y puede medir entre 2 y 7,5 cm de ancho.
La fontanela posterior, que está en la parte de atrás de su cabecita, tiene forma de triángulo, es más pequeña y, por lo general, menos notoria.
Y las dos laterales, ubicadas justo detrás de las orejas y que no se pueden percibir al tacto.
Estos espacios blandos en el cráneo del recién nacido son absolutamente normales y permiten que su cerebro pueda crecer más rápido de lo que van creciendo los huesos durante el primer año, además de permitir -durante un parto vaginal- que la cabeza se moldee para pasar por el canal de parto.
Muchos padres pueden sentir temor o impresión al tocar estas zonas blandas o miedo a que se golpeen, pero a pesar de que no cuentan con una capa ósea, están bien protegidas ya que la membrana que las recubre es dura y difícil de penetrar, tanto que en algunos casos muchos padres pueden pensar que ya se cerraron.
También es posible percibir que la fontanela superior “late”. Este movimiento es muy normal y es reflejo del latido cardíaco.
Las fontanelas desaparecen a medida que se cierran los huesos del cráneo. La posterior y las laterales desaparecen alrededor de los 6 meses y la anterior, y más grande, entre los 12 y los 18 meses.
En cada revisión médica el pediatra se encargará de controlarlas y de medir la circunferencia de la cabeza del bebé para asegurarse de que su crecimiento sea normal.
Cuidados
El cuidado de la cabeza es muy importante porque el recién nacido no tiene fuerza suficiente en el cuello para sostenerla por sí mismo, debido a que los músculos de esta parte del cuerpo todavía no están completamente desarrollados. Entonces, al alzarlo hay que sostener su cabecita y cuello para que no caiga hacia un costado o hacia atrás.
Deben evitarse movimientos bruscos o sacudidas porque pueden provocar lesiones en la cabeza del bebé.
La forma de la cabeza luego del parto
El cráneo de los bebés tiene placas óseas blandas con la capacidad de comprimirse o superponerse para poder pasar por el estrecho canal de parto.
Por esta razón, si el bebé nació por un parto vaginal, su cabeza puede verse deformada (alargada, ovalada o con forma de cono) ya que durante el trabajo de parto los huesos del cráneo se moldean y superponen parcialmente para pasar por el canal.
Esta forma, que a veces puede resultar impactante, va desapareciendo a lo largo de los primeros días de vida, cuando los huesos del cráneo se van redondeando.
La cabeza de los bebés que nacen por cesárea o en un parto de nalgas –en el que las nalgas o los pies salen primero- por lo general no presentan cambios y se ven redondeadas.

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